domingo, 8 de noviembre de 2009

LISSETE MODEL


Exposición: Lissete Model
Fundación Mapfre
Comisario: Ángel Vázquez Díaz de Tuesta
Del 23 de Septiembre al 10 de Enero del 2010.

Inaugurada el 23 de Septiembre y en permanencia hasta el 10 de Enero del 2010, la sala Azca de la Fundación Mapfre nos ofrece la posibilidad de acercarnos a la obra fotográfica de Lissete Model.
Autora eminente entre las figuras femeninas que con valentía y perseverancia se dedicaron a la Fotografía, Lissete Model -pseudónimo de Elise Seybert- se presenta hoy, veintiséis años tras su muerte, como icono y referente ineludible para todo aquel que exija una mirada cultivada en el arte de la Fotografía. Educada en difstintas disciplinas, extrajo de su experiencia con diferentes materias estéticas una evidencia: el Arte en general no imita, la fotografía en particular no es luz de un instante objetivo y verdadero.



Para ella "La cámara es un instrumento de detección, muestra no sólo lo que ya conocemos, sino que además explora nuevos aspectos de un mundo en proceso de cambio constante. Nuevas imágenes nos rodean por todas partes. La rutina estéril, las convenciones y el miedo hacen que no las veamos. encontrar esas imágenes significa tener el valor de mirar. Ser consciente de lo que nos rodea y de cómo es".
Pero la importancia de su obra no se limita al legado impreso, sino que se extiende en la huella que como docente dejó en sus alumnos, entre otros, Diane Arbus. La presente exposición nos facilita un recorrido vital aglutinando fragmentos de sus trabajos más representativos.
Nacida el 10 de Noviembre de 1901 alcanzaría reconocimiento y fama por sus series sobre Estados Unidos, si bien uno de su trabajos más destacados Promende des anglais (1934) tendría lugar en Europa, hogar convulso que abandonaría definitivamente dos años antes de estallar la 2ª Guerra Mundial.
La obra de Lissete Model se enmarca como fotografía del instante, del cazador furtivo, del acecho paciente que siempre recibe respuesta. La fotografía es la captura de un cotidiano que ha dejado de serlo, oculto por los miedos y la costumbre. "Fotografía con el estómago" esa era su máxima repetida una y otra vez a sus alumnos, fotografiar aquello que nos atrae, aquello que logra escorar todo nuesto interés más visceral.

Su visión sobria, austera, ausente de escorzos y recursos nerviosos, fue el vehículo más apropiado para dar cuenta de la mirada, casi documentalista, del escenario siempre cambiante del Nuevo continente. Nueva York, como hito señalado de la metrópolis naciente se convirtió en objeto de su obsesión fotográfica. Desde esta nueva perspectiva, alejada ya de la mal entendida languidez europea, Lissete Model se nos ofrece como testigo inmejorable de una urbe inquieta e inquietante, agitada como un gran organismo colectivo. La perspectiva de esta inmigrante austríaca nos regala un inventario exhaustivo de los seres animados que recorren y habitan sus calles y espacios marcados.
Con amplio espectro, de rango generoso y extenso, las fotografías de Lisste Model nos retratan a seres depreciados o devaluados, víctimas del sueño americano, testimonios de su falacia y de la innegable batalla social. Las facciones y gestos poderosos de estos personajes se adueñan del escenario, resultando ser éste integrado en un cuerpo que lo domina todo desde su indigencia. Seres más dignos de admiración que de lástima. Lower East Side and pedestrians.
Del mismo modo, el hombre y la mujer de éxito, la excepción revertida en común propaganda del imaginario social, es tratada por Model con la misma sangre fría y espíritu crítico que en su pasado trabajo Le promenade des anglais - Niza.



Aquí nos mostraba la sofisticación y el desapego mundano de una élite ociosa y celosa de su persistencia, silenciosamente consciente de que el golpe la 1ª Guerra Mundial todavía estremece sus carnes. Intuición acertada, sancionada pocos años después. Personajes inactivos, afectados, de estética abigarrada, maquillaje histérico para ocultar una decadencia perlada, la palidez mortal y brillante que ha hecho más que avecinarse a los salones europeos.



En N.Y la peregrinación de lo noble tiene su continuidad garantizada en lo snob, la alta alcurnia se ha desvelado inútil. El abolengo se extrae de un presente acelerado. Ópera, hipódromos, casas de subastas...escenarios suntuosos en los que la vida se representa a sí misma como espectáculo de lo efímero, del instante final de victoria... el aplauso, el éxito remunerado y la billetera más profunda.(N.Y). A diferencia de lo hierático de los maltratados por la vida, de su descuido intencionadamente nihilista, el ser acomodado es un ser sin espacio de encuentro, sin aire a su alrededor. Son figuras en tránsito, piernas fugaces, sin perfil conocido, dirigiéndose perpetuamente por el tráfago de los negocios,el negro del maletín y la medias de seda. Fotografías tomadas a ras de suelo, muestran una identificación morbosa de seres confundidos en su identidad de masa. La detención o el reposo es únicamente delectación, narcisismo extremo: el observador se diluye entre el fantasma estéril de su reflejo frente al escaparate y la solidez vacua del objeto de consumo. El reflejo: la imagen recíproca de un ser hecho de mercancía y vanidad. Reflections and running legs.



Semejante dualidad, sellada en cada uno de los ángulos de la Ciudad, en todos sus resquicios, se reescribe en aquellos espacios abanderados por disimetría social: locales de esparcimiento.





No obstante algunas diferencias marcadas por Restaurantes y Bares de cierta gama, existe una localización que por instantes pierde su carácter clasista. La noche en los cafés integra a una gran multitud de personajes urbanitas. La Noche, literalmente Nightclub de indigentes, es una comunión de almas; alberga tribunas para el placer y el frenesí más o menos explícitos. Jazz, alcohol y alimento forma la tríada sagrada para el disfrute del cuerpo. No negado a nadie. Series Reno, Las Vegas, Sammy´s, Nick´s, Café Metropole nos iluminan la vida nocturna de la ciudad.



Esteta ilustrada, la imagen de Lissete Model se extiende como retrato pedagógico de una forma de fotografiar cuidada, de técnica impoluta, que contrasta con la espontaneidad y aparente naturalidad de sus objetos de estudio. Una visión inquisidora, carente de resignación por lo observado, crítica, meditadamente crítica.

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