domingo, 13 de diciembre de 2009

Fritz Lang: Metrópolis






Que Metrópolis sea un hito cinematográfico es algo que no se ha puesto en duda. Que lo sea en todos los sentidos...eso es algo largamente discutido. El propio H.G.Wells dijo, si bien no siendo crítico de cine, que era "la mayor tontería que he visto en mi vida". Como consagrado escritor de ciencia ficción, su opinión nos merece respeto.
Para descargo de su director, Fritz Lang, de quien dicen que pronto renegaría de los aspectos políticos del film, la película se enclava en un período histórico bien convulso. La inminente comunión de su mujer y su posterior marido -actor participante en Metrópolis- con el nazismo viene a complicarlo todo aún más.




Se ha discutido mucho acerca del amalgama ideológico que circula por esta cinta. Y con diferentes conclusiones. A primera vista semeja una emulsión bastante simplista. Las trazas de nacionalsocialismo se dejan adivinar, de la mano de una crítica feroz al comunismo y a la lucha de clases que para ello se generó. Añadamos a esto la vía reconciliatoria del amor como vector resolutivo. A modo del más optimista de los socialismos franceses -véase Proudhom- el progreso y el diálogo entre el trabajo y el trabajante...serán siempre productivos, beneficiosos en todo caso. A modo de sordina de intereses, la fe mesiánica en una mujer redentora ha de hacer volver a la cordura a una masa que sólo tiene una característica, la falta de razón. O bien subyugada absurdamente, como una mula muda, o bien excitada como una manada de perros rabiosos. La masa gusta de ser descrita por su falta de luz, por habitar en las tinieblas de la razón, y ser ilustrada por aquellos que han tenido la bendición de ver el sol. En este caso el mito de la caverna no se cumple, o no es aplicable, pues masa no tiene conciencia, y mucho menos de sí que diría Marx. Sólo actúa coaccionada según nos hacen ver..y por la violencia. De cualquier modo, la exageración y la diversidad de los factores aquí combinados, no parecen haber dado fruto a una pieza homogénea y estable. Marxismo, Socialismo, Nacionalsocialismo, Mesianismo, Cristianismo, cultos paganos a Moloch, etc... en cada uno de los casos con la duda de si se utilizan de modo ideológico o ingenuo.



La masa es elemento distrópico de la ciudad, unos remeros sumergidos que dan dinamismo y aliento a una urbe marmórea. Y la arquitectura es fiel reflejo de cada parte en conflicto. El inframundo o infierno es una catacumba de seres amontonados, sin solución de continuidad; cuya transición y comunicación es nula. Definición del agujero o caverna. La inmundicia es el factor aglutinante, acorde con la catadura moral de sus habitantes. Y léase bien lo que inmundicia significa. El mundo de lal luz es el del edificio esbelto, que apunta a Dios a través de la mano del hombre. Su circulación es horizontal, por pasarelas y artilugios volantes que ponen en contacto esferas cristalinas de un mismo nivel. Este mundo aspira a lo divino, y por ello se permite reconstruir su Edén en toda su cima...como si las alturas los hubieran de eximir del pecado.



Dicotomía ruda y ayudada por el Blanco y Negro para ser reasaltada; se ve mezclada por unos pocos elementos heterogéneos, como la casa del científico Rotwang (nótese la no casualidad de Rot, en alemán "Rojo" y sus características diabólicas o judeomasónicas). Es uno de los pocos objetos de contacto, fuera de circuito entre el mundo y el submundo, un taller alquímico que ha participado de los dos planos.



En todo caso, como referencia arquitectónica es indiscutible. Un futuro del que han tomado prestadas ideas, tal vez otras muchas películas, como pueda ser Blade Runner u otras me menor calado, como el 5º elemento, si bien con cargas ideológicas diametralmente opuestas.
No obstante a su discutible contenido, los trazos y líneas marcados por este film siguen siendo imitados...

Nota: imágenes tomadas de:

http://alfonsoordosgoitia.files.wordpress.com
http://diselabia.files.wordpress.com
http://cineclubesdecordoba.files.wordpress.com
http://www.ectomo.com
http://greg.org

martes, 8 de diciembre de 2009

Las lágrimas de Eros

Exposición: Las lágrimas de Eros.
Museo Thyssen-Bornemisza y Fundación Cajamadrid.
Del 20 de Octubre 2009 al 31 de Enero 2010.

Museo Thyssen-Bornemisza

- 1. Nacimiento de Venus


- 2. Eva y la serpiente


- 3. Esfinges y sirenas


- 4. Tentaciones de San Antonio


- 5. El martirio de San Sebastián


- 6. Andrómeda encadenada


- 7. El beso


Fundación Caja Madrid

- 8. Apolo y Jacinto


- 9. Endimión dormido


- 10. Bellas suicidas


- 11. Magdalena penitente


- 12. Cazadores de cabezas



A lo largo de la obra de Georges Bataille (1897-1962) nos encontramos con suficientes pasajes como para que el lector, como poco, permanezca desasosegado tiempo después de haberse desprendido del libro. La presente exposición, o para ser más justos y correctos, las piezas que se nos muestran en esta exposición, poseen las mismas virtudes.
Ensayo filosófico frente a la imagen. Evidentemente son dos disciplinas distintas, y de diverso acceso. La mala interpretación de la primera nos conduce al rechazo, al desprecio fácil de una mente obstusa; no por casualidad este personaje francés fue tildado entre los círculos académicos como "el Maldito". Una literatura violenta, de excesos, de transgresión conceptual...y sobre todo, sus derivas morales acabaron por considerar a Bataille poco menos que un libertino contemporáneo. Por fortuna o no, y esto dependerá de la intención con la que el espectador se acerque a la sala, la pintura, la fotografía, la escultura, el video..todas estas artes visuales cuentan con la disposición inmediata del ojo. Éste no necesita entrenamiento, si bien el ver no acaba con la visión.
Si lo pretendido por esta exposición no va más allá del propio título...poco más se podría añadir que la expresión particular, opinión y parecer guiados por cualquier concepto...estético, teórico, etc...
No obstante, sería preciso atenernos al hilo conductor que se nos ofrece de entrada, y al revés que Ariadna, entrar conducidos por la mano invisible de Bataille en un laberinto más peligroso, el más peligroso, diría él, que el de cualquier minotauro. Porque, en definitiva, aquello que se desenvuelve en la obra es la muerte. Continuidad y discontinuidad. El elemento capital de las investigaciones del filósofo francés.
Decíamos que el ojo ve más allá y más acá de sus límites. Para ello basta estar dispuestos. Porque la verdad, en términos de Bataille, no es un concepto que se avenga a la corrección, sino a la voluntad. El ocultamiento no es atributo del objeto, sino del sujeto...traducido torpemente a la termininología epistemológica clásica. El pensar es una cuestión de atrevimiento. Temeridad infantil, tal vez, pero con la carga de profundidad del adulto. En eso consiste la soberanía. En ello acontece inevitablemente el horror y la hilaridad.
El paseante-observante de la sala, con cierta dificultad, se complacerá con cuadros y fotografías hermosas. Los pliegues de la piel, los roces de la luz, las formas elegantes del cuerpo núbil... Es harto complejo reservarse, un momento después, ante las insinuaciones que ván más allá de las superficialidades de la carne. Se introduce el movimiento del cuerpo caído o de la boca anhelante, las posturas poco propias de la cortesía y educación de un retrato antropométrico. El color de las mejillas, elementos todos que apuntan a lo orgánico y visceral, a ese remoto que se nos escapa en la cotidianidad. Sin solución de continuidad se nos muestra explícitamente lo trágico del suicidio y la atrocidad del homicidio. No obstante lo obsceno de los paisajes finales, la pieza pictórica nos reclama al vértigo con una escalada de sigilo propia. A una toma de conciencia lastimosa. Ni la más castrada de las miradas se hurtará al desafío silencioso que, desde siempre nos presenta el cuerpo. Todos sus ardores, por pura convención, gustan de ser representados bajo la forma griega de Eros.
La experiencia de lo erótico nos transita hasta la muerte. Y es en la muerte donde se desemboza todo este misterio. Recogiendo los frutos de tantos y tantos pensadores, Bataille ahonda en la sabida conciencia del ser humano, un ser-para-la muerte. Jugar con todas las dicotomías del Eros-Tánatos es una tarea a la que se ha dedicado la filosofía. Y no por ello es de su propiedad. Bataille sólo ha sido uno más entre los pensadores. Y los pensadores son sólo unos más entre los hombres y mujeres. Lo que nos haya legado bajo la forma de escrito es únicamente un ofrecimiento...que se puede rechazar o no. Pero lo innegable es que, en mayor o menor medida, todos participamos de la misma conmoción. Su obra es un reclamo, pero no para desentrañar aquí.
Sólo sirva de guía la propia experiencia interior...como él decía. Una invitación vitalmente peligrosa. A la reflexión y a la contemplación. Pero estos momentos son de segundo grado, de orden superior. Con suerte, y sólo con la representación conceptual, derivará en pasmo. Y de aquí en adelante... Un retorcimiento que las palabras nos exigen por su naturaleza. Al igual que un bello cuadro o una fotografía. Todos ellos nos remiten y reconducen a lo verdaderamente representado, donde ya no hay significante y sólo significado. Porque es sólo a través de un cuerpo animado como se accede a lo sagrado. La auténtica exposición gusta de la intimidad de la sangre, compartida o no. Pero por los gustos y cánones sociales, hemos de recluir sus venas bajo los focos petrificantes de un museo. Un ejercicio de referencias que se diluyen exponencialmente.

Nota. Imágenes tomadas de http://www.museothyssen.org

sábado, 5 de diciembre de 2009

Presentación de 5 autores vivos

Presentaciónd e 5 autores vivos

- Ralph Gibson
- Andy Goldsworthy
- Hiroshi Sugimoto
- Michael Kenna
- Isabel Muñoz


RALPH GIBSON:


- Nacido en Los Ángeles (EE.UU), 1939.

- Estudios en Escuela Naval de Fotografía y en el San Francisco Art Institute. Asitente de Dorothea Lange y Rober Frank.

- Plataformas de trabajo: Fotógrafo independiente, Fotoperiodismo, Fotografía de Moda. Asistente en Cine.

- La influencia de Larry Clark y otros lo alejan del trabajo realizado anteriormente (moda, reportaje).

- Funda su propia Editorial – Lustrum Press – donde publica su propia obra y la de otros artistas.

- Alejado de los convencionalismos estéticos y temáticos, su cámara recoge de forma introspectiva escenas y recortes de aura surrealista.

- Obras destacadas: “Triología Negra”: The Somnambulist, Déjà Vu, Days at Sea.


Bibliografía:

* Gibson, R. (1967). The Strip. Los Angeles: Roger Kennedy Graphics. ASIN B0007EN84Y.
* Gibson, R. (1970). The Somnambulist. Nueva York: Lustrum Press. ISBN 0912810106.
* Gibson, R. (1973). Déjà Vu. Nueva York: Lustrum Press. ISBN 0912810068.
* Gibson, R. (1975). Days at Sea. Nueva York: Lustrum Press. ISBN 0912810157.
* Gibson, R. (1983). Syntax. Nueva York: Lustrum Press. ISBN 0912810394.
* Gibson, R. (1996). Lichtjahre/Light Years. Zurich: Edition Stemmle. ISBN 3908162289.
* Gibson, R. (1998). Overtones. Zurich: Edition Stemmle. ISBN 390816110X.
* Gibson, R. (1999). Deus Ex Machina. Colonia: Taschen. ISBN 3822866075.
* Gibson, R. (2001). Ex Libris. Nueva York: PowerHouse Books. ISBN 1576871002.
* Gibson, R. (2004). Light Strings. San Francisco: Chronicle Books. ISBN 0811843246.
* Gibson, R. (2006). Parcours. París: Au Pont des Arts. ISBN 2916580018.


Imágenes tomadas de:

http://www.ralphgibson.com


ANDY GOLDSWORTHY:

- Nacido en Cheshire, (Reino Unido), 1956.

- Estudios en el Bradford College of Art (1974–1975) y en el Preston Polytechnic (1975–1978) ahora University of Central Lancashire en Preston.

- Plataformas de trabajo: Docencia en la Cornell University.

- Su obra se ajusta a la premisa de la Naturaleza como un Todo. La integración de la pieza ha de ser perfecta, sin alterar el espacio donde se ubica.

- Encajado dentro del Land Art, sus piezas son construídas con materiales diversos: conos, pinñas, lodo, hojas, pétalos, hielos... sin más herramienta que sus manos.

- El signo fundamental de su trabajo es lo Efímero. La única conservación que de sus obras se realiza a través de tomas fotográficas.

- Alterna las instalaciones museísticas con los espacios abiertos.





Publicaciones:

# photoworks by Andy Goldsworthy. (1985). Rain, Sun, Snow, Hail, Mist, Calm : Photoworks by Andy Goldsworthy. Leeds: Henry Moore Centre for the Study of Sculpture..
# Andy Goldsworthy. (1988). Parkland. [Yorkshire]: Yorkshire Sculpture Park.
# Andy Goldsworthy. (1989). Touching North. London: Fabian Carlsson.
# Andy Goldsworthy. (1989). Leaves. London: Common Ground
# Andy Goldsworth. (1990). Andy Goldsworthy. London: Viking.
# Andy Goldsworthy. (1992). Ice and Snow Drawings : 1990–1992. Edinburgh: FruitMarket Gallery.
# Goldsworthy, Andy; Terry Friedman (1993). Hand to Earth : Andy Goldsworthy Sculpture, 1976–1990. New York, N.Y.: H.N. Abrams.
# Andy Goldsworthy. (1994). Stone. London: Viking. ISBN 0-6708-5478-6.
# text and photographs by Andy Goldsworthy (1995). Black Stones, Red Pools : Dumfriesshire Winter 1994–5. Liation with M.Hue-Williams Fine Art Ltd. & Galerie Lelong, N.Y.
# Goldsworthy, Andy; Steve Chettle; Paul Nesbitt & Andrew Humphries (1996). Sheepfolds. London: Michael Hue-Williams Fine Art Ltd.
# Andy Goldsworthy ; introduction by Terry Friedman. (1996). Wood. London: Viking.
# Goldsworthy, Andy; David Craig (1999). Arch. London: Thames & Hudson..
# Andy Goldsworthy. Chronology by Terry Friedman. (2000). Time. London: Thames & Hudson.
# Goldsworthy, Andy; Jerry L. Thompson & Storm King Art Center (2000). Wall at Storm King. London: Thames & Hudson..
# Andy Goldsworthy. Introduction by Judith Collins. (2001). Midsummer Snowballs. London: Thames & Hudson.
# Andy Goldsworthy. (2002). Andy Goldsworthy : Refuges D'Art. Lyon; Digne, France: Editions Artha; Musée départemental de Digne.
# Andy Goldsworthy. (2004). Passage. London: Thames & Hudson.
# Andy Goldsworthy. (2007). Enclosure. London: Thames & Hudson.




Imágenes tomadas de:

http://www.goldsworthy.cc.gla.ac.uk/


HIROSHI SUGIMOTO

- Nacido en Tokyo (Japón) 1948.

- Graduado en la Saint Paul’s University, Tokyo, 1970.

- Graduado en el Art Center College of Design, Los Ángeles, 1974.

- Su obra como “Tiempo Expuesto”, definiendo a a las fotografías como cápsulas de tiempo para una serie de eventos. Focaliza su atención igualmente en la transitoriedad de la vida. La relación de la vida y la muerte como elemento transversal.

- Influenciado por movimientos como el Surrealismo o el Dadísmo. Fundamentalmente de inspiración le fue Marcel Duchamp.

- Fotógrafo reconocido por su técnica depuradísima. Utiliza una cámara de gran formato (8x10) a la que da exposiciones extremas. Igualmente valorado por el aparataje conceptual detrás de su obra.

- Cuidado extremo por Exposición o Exhibición de sus piezas, estando muy implicado el la arquitectura envolvente de sus fotografías.





Publicaciones:

* Sea of Buddha. Collaboration with Takaaki Matsumoto. New York: Sonnabend Sundell Editions, 1997. Edition of 1,000.

* Time Exposed. Collaboration with Takaaki Matsumoto. Kyoto: Kyoto-Shoin, 1991. Edition of 1,000.

* Sugimoto: In Praise of Shadows. Kyoto: CCA Kitakyushu and Korinsha Press, 1998.

* Theaters, essay by Dr. Hans Belting. New York: Sonnabend Sundell Editions/www.eyestorm.com, 2000.

* Noh Such Thing as Time. Tokyo: Gallery Koyanagi, 2001.

* Koke no musumade, - time exposed, (essays by Sugimoto in Japanese with photographs) Tokyo: Shincho-sha, 2005.

* Utstsu na zou, (essays by Sugimoto in Japanese with photographs) Tokyo: Shincho-sha, 2008.

Imágenes tomadas de: http://www.sugimotohiroshi.com


MICHAEL KENNA:


- Nacido en Widnes, Lancashire (Reino Unido) 1953

- Estudios en:
1973-76, London College of Printing, London, Reino Unido.
1972-73, Banbury School of Art, Banbury, Oxfordshire, Reino Unido.
1964-72, St Joseph's College, Upholland, Lancashire, Reino Unido.

- Trabajando como inicialmente como fotógrafo de moda, creó su obra en la clandestinidad. Con dedicación casi exclusiva a los paisajes.

- Sus piezas son paisajes de silencio, trabajando con una cámara inicialemente de 35mm se pasa a Hasselblad, donde realiza exposiciones que alcanzan las 10 horas.

- Su obra extiende un puente desde el amanecer hasta la noche, incluyendo la luz que en ambos subsiste.





Publicaciones:

* Mont-Saint-Michel (21st Editions, 2007)
* Mont St Michel (Nazraeli Press, 2007)
* Montecito Garden (Nazraeli Press, 2007)
* Hokkaido (Nazraeli Press, 2005)
* Retrospective Two (Nazraeli Press and Treville Editions, 2004)
* Boarding School (Nazraeli Press, 2003)
* Calais Lace (Nazraeli Press, 2003)
* Japan (Nazraeli Press and Treville Editions, 2002)
* Easter Island (Nazraeli Press, 2001)
* Impossible to Forget: The Nazi Camps Fifty Years After (Marval and Nazraeli Press, 2001)
* Night Work (Nazraeli Press, 2000)
* Le Notre’s Gardens (The Huntington Library, Art Collections Library and RAM Publishing, 1997 and 1999)
* The Silverado Squatters (The Arion Press, 1996)
* The Rouge (Ram, 1995)
* A Twenty Year Retrospective (Editions Treville, 1994, Nazraeli Press, 2002)
* The Elkhorn Slough and Moss Landing (The Elkhorn Slough Foundation, 1991)
* Le Desert de Retz (Arion Press, 1990)
* Michael Kenna (Min Gallery, 1990)
* Night Walk (Friends of Photography, 1987)
* 1976-1986 (Gallery MIN, 1987)
* The Hound of the Baskervilles (The Arion Press, 1985 and Northpoint Press, 1986)
* Michael Kenna Photographs (Stephen Wirtz Gallery and The Weston Gallery, 1984)

Imágenes tomadas de http://www.michaelkenna.com


ISABEL MUÑOZ:


- Nacido en Barcelona, (España), 1951.

- Estudios en Photocentro, Madrid. Conoce a Ramón Mourelle y Eduardo Momelle.

- Estudios en N.Y, en Visual Studios, trabajando collage con John Wood y cianotipos con Martha Madigan. Continúa con platinotipia y gran formato en Nueva York.

- Sus primeros trabajos están enclavados en el mundo de la prensa, publicidad y cine.

- Su obra es un reflejo de su obsesión: el lenguaje del cuerpo. Cada poro cuenta, de ahí el largo itineriario recorrido por la artista para encontrar el medio adecuado para representar la piel.

- Su trabajo acostumba a ser en BN y de gran formato, donde los negativos tienen las mismas dimensiones que los soportes finales.

- El signo fundamental de su trabajo es el cuerpo, la carne animada, caracterizado por su movilidad y composición armónica. Para ello se sirve de encuadres cercenados, donde lo sugerente prima sobre lo expuesto.





Publicaciones:

Parade Nuptiale, 1992, Fata Morgana, con texto de Gérard Macé.
Fragments, 1994, Saint-Gervais.
En jambes, 1994, Azygos.
María Ilusión, 1995, Plume.
Rome Efemer, 1997, Gallimard.
Figures Sans Visages,1997, Fata Morgana, con texto de Gérard Macé.
Rome, l'invention du Barroque, 1997, Marva, con texto de Gérard Macé.
I corpi la pietra, 1997, Leonardo Arte.
Fuerte como un turco,1998 , Galaxia.
La trampa del baile, 2000, Photobolsillo.


Imágenes tomadas de: http://www.isabelmunoz.com

ISABEL MUÑOZ

Exposición: Isabel Muñoz.
Galería Malborough Madrid.
Del 19 de Noviembre 2009 al 2 de Enero 2010.




Como todo puente, construcción de tamaño variable aunque de función fija, el tránsito entre dos espacios de espíritu y brillo diferentes está siempre marcado por un elemento de ruptura; resulta paradójico, pues, atribuir al mismo tiempo la capacidad de enlazar y separar a una simple pasarela, a un pasadizo...
Es exactamente esa impresión la que uno recibe cuando accede a la exposición sobre Isabel Muñoz. O más bien habría que decir que la impresión le asalta a uno. Recluída en una diminuta sala de dimensiones aún más insignificantes, la obra de esta artista sólo tiene entrada a través de una ridícula portezuela blanca, que invita al cuidado y a la precaución para no golpearnos con sus aristas. Acontece que ante el anuncio de traspasar a un mundo mágico pensemos inmediatamente en la majestuosidad de los volúmenes, en la desmedida, en la ausencia de pilares que puedan soportar semejantes bóvedas...porque allí todo es enorme y diáfano. Un alma poco educada tendería hacia esta representación. Nada más lejos de la realidad. Porque las piezas de Isabel Muñoz no se juegan en la escala de lo Real. El espacio es indistinto, indiferente. Lo dejado atrás ya no cuenta sino como significante. Significante de lo significado. Y esto se desenvuelve dentro de la pequeña habitación a la que nos hemos escurrido.
El juego de las medidas, de las dimensiones, de los formatos ha estado siempre veteado por diferentes determinaciones...no es objeto de estudio que aquí se precie, el hablar de las limitaciones técnicas en el proceso fotográfico -desde la toma hasta la impresión- que condicionan los resultados finales de cada artista por lo que hace referencia al tamaño de obra. Antes bien, esta batalla por los centímetros, como si de una trinchera infinitamente excavada hacia un adelante perpetuo, suele ser mal interpretada. Fijémonos pues, y únicamente por ahora, en dos elementos: lo grande y lo pequeño.
Emplazados frente a un horizonte vasto, ante un paisaje abrumador o cualquiera de las localizaciones que nos achican, el ser humano acostumbra a maravillarse. Es lo que Freud denominaba sentimiento oceánico. La teoría estética clásica afirma que este sentimiento de lo sublime sucede irremediablemente cuando nuestro espíritu reconoce su finitud, y lo que no puede recorrer con la imaginación, con las pequeñas gotas de sensibilidad a las que llamamos ojos, lo atraviesa a priori con la razón. Sin embargo esta afección estética se desencadena con los estímulos contrarios, esto es, también con lo minúsculo. La eterna correlación -casi siniestra- entre lo micro y lo macro, vuelve a aparecérsenos. Las mismas faltas de límites en el detalle, la idéntica y avasalladora generosidad de matices la topamos en los objetos diminutos. ¿Quién no se admiraría del comportamiento preciso de un reloj, de sus engarces sutiles, de sus resortes espiralizados, de las coronas y piñones dentados al milímetro? o ¿quién no se fascinaría por la perfección geométrica del ojo de un insecto? Inevitable es reconocer su paralelismo con el mundo: un mecanismo titánico, un organismo trigonométrico. Allá a donde llevemos nuestra escala, allá nos acompañará nuestro sentimiento de belleza. Factor universal en las infinitas progresiones desde lo pequeño a lo grande, de lo vasto a lo minúsculo.
Aquel malinterpretado juego de las medidas, que decíamos, ha sido cursado como una única obsesión: lo grande. El recurso fácil de lo desproporcionado se realiza por mímesis. Por pretendida identificación de la obra con un gran paisaje. El jucio es bien simple. A mayor medida-escala menor será la distancia que nos separa del efecto causado por un paisaje a tamaño real. Escala 1:1. Algo así como el mapa mundi de Borges, el cual, extendido ocupaba exactamente la misma superficie del objeto representado, la tierra. Esto es un artilugio, entre otros muchos, al que se acude para dotar de fuerza a una pieza fotográfica. Si bien otras artes, en las que la proporción entra en liza, también lo utilizan. Lo violento, lo estridente, lo descomunal... son, efectivamente, estímulos de impacto serguro. Y ante ello es imposible defenderse. Salvo por tolerancia. El umbral de desliza progresivamente hacia un cada vez más. A lo que se responde con un cada vez más allá. La dialéctica entre la sensibilidad del espectador y la fuerza de la obra entran en una tensión de asíntota. Nunca satisfacible.
Lamentablemente entre un gran panel publicitario y una fotografía grande puede no haber diferencias. No es el caso de Isabel Muñoz. En efecto, su obras son ampliaciones considerables. Pero su dimensión no es escalar. Las joyas no gustan de ser tasadas por sus kilates -si se me permite decirlo y aplicarlo a una fotografía- salvo por aquellos que pretenden extraer su valor de una unidad de masa. Las piezas exhibidas en la presente exposición pueden llegar a los 120x187 cms...pero su marco, su dimensión, son irrelevantes por cuanto atiende a la intención de dotar de empuje por pulgada cuadrada. La obra de esta mujer está fuera de la Escala de lo Real. Y es aquí, como en todo lo mágico y fascinante, donde reside su potencia. En este escondrijo sin medida, donde la relación entre cantidad de trabajo por unidad de tiempo no es mensurable, se aglutinan todas las virtudes que una visión exquisita nos puede ofrecer. Semeja que las únicas marcas de autor a las que podamos tener acceso sean puramente objeto de la reflexión. Como sucede con las grandes obras, la impronta de la mano del artista está tan diluida como presente. Despertamos del pasmo y volvemos a caernos en él, por circunstancias despreciables...pero tropezamos una y otra vez con nuestra inconsciencia. Ante una fotografía de esta autora acontece esto. Y sólo mediante el momento de la reflexión reaccionamos ante la pieza, descubriendo su textura, adjudicando el encuadre, la factura, la composición, el tema...a una única e inconfundible sensibilidad. En este caso Isabel Muñoz. Mientras no cavilamos con esfuerzo en detectar sus estelas, la obra permanece anónima, porque lo representado se vuelca en representante, y no hay nada más impersonal que lo Real.



Y la admiración se sucede, eliminando al artista. Este dejarse al lado, aniquilarse involuntario a través de la máxima expresión de uno mismo, es el regalo de esta mujer.




Nota. Imágenes tomadas de:

http://images.artnet.com
http://www.graficacolectiva.org
http://mariagimenez.files.wordpress.com

miércoles, 25 de noviembre de 2009

FAMILIAR FEELINGS. SOBRE O GRUPO DE BOSTON

Exposición: Familiar feelings. Sobre o grupo de Boston
Centro Galego de Arte Contemporáneo (CGAC Compostela)
Comisariado: Manuel Segade
Del 24 De Septiembre al 13 de Diciembre






A mediados de la década de los noventa, a causa de una broma de Nan Goldin, un grupo de artistas fue bautizado como Escuela de Boston. La razón, un vínculo que veinte años atrás los había reunido en las diferentes escuelas de Bellas Artes de Boston. Diane Arbus, Larry Clark, Mark Morrisroe, Tabboo!, Kathleen White, Gail Thacker, Jack Pierson, David Armstrong, Philip-Lorca DiCorcia, Shellbuerne Thurber, Nan Goldin, Star Twins... algunos de ellos se convertirían en figuras referentes de la cultura americana. Afinidades personales, querencias y gustos comunes, además de compartir centro de estudios,... ligámenes casuales y circunstanciales, pero lo suficientemente fuertes como para desarrollarse como una nueva corriente que se atrevería a imponer su criterio por encima de las convencionalidades artísticas del momento.




Las obras de la presente exposición, pese a la asimetría que algunos de los autores nos muestran, poseen dos líneas de interpretación bien marcadas. Primero, de la mano de una estética despreocupada, llevar al extremo el vector revolucionario de los años sesenta que tiene su campo de batalla en la moral. El desafío se nos ofrece en la conducta ética, cuyo objeto primario es el cuerpo. Inconscientes del golpe que de forma inmediata impactaría a toda una generación, el sida, el Grupo de Boston nos presenta sin tapujos escenarios carnales nuevos, atravesados de drogas, sexo, travestismo, violencia..., elementos todos de amplio espectro.





Pero el desencanto generacional se retorcerá sobre sí mismo para dar lugar a nuevos modelos de percepción. De tal modo, y auspiciados por la inocente promesa de libertad de los sesenta, los artistas reconducen su reclamo hacia una pretendida innovadora sensibilidad sobre el yo: un subjetivismo desahuciado de toda reivindicación política, desencantado de cualquier atisbo de socialidad. Ya no más una conducta revolucionaria en el sentido clásico: emancipación social. La revolución es hedonista, individualista... fijada únicamente en todo caso a un grupúsculo de lazos familiares, de intimidad compartida.




Esta nueva categoría de lo familiar, de la intimidad ampliada, es fiel a la nueva doctrina del individualismo. Se cancelan los grandes relatos históricos, el aparataje de las palabras grandilocuentes y sus altas miras. El artista entra en una nueva dimensión al renunciar a la vehiculación ofrecida por la academicismo, por el arte lineal y correcto, codificado; así, con arreglo a las emergentes manifestaciones de la nueva articulación de lo microsocial -véase la sexualidad y sensibilidad- el Grupo de Boston rehace las nuevas reivindicaciones del individuo: éste se expresa libremente, sin nexos comunitarios, sin narrativas heroicas o trágicas. El concepto se reduce a mera exposición, a un manifestarse y a un decirse compulsivo en todo momento. El yo se expande en su cotidianidad y es ésta quien le aporta su mundo circundante. Escenas improvisadas, de costumbres poco sospechosas, todo es objeto de atención, pues lo atractivo para el arte, hasta ese momento, no era más que un obstáculo.



El conflicto se genera de forma súbita; la destrucción del "aura" de la obra de arte o la ampliación por lo bajo de la misma. Nuevos objetos para nuevos ojos. ¿Reacomodación del mundo cultural o renuncia al mismo? El Grupo de Boston, en su obra, reniega explícitamente al diálogo sobre su apropiación o autenticidad como arte. Fotografías de ambigüedad extrema, pues su factura es casual, como lo es su tema.

Nota. Imágenes tomadas de:

Diane Arbus http://newzion.wordpress.com
Larry Clark www.freenyc.net
Mark Morrisroe http://wd.blogs
Gail Thacker www.artnet.com
Jack Pierson http://eighteentwentysix.wordpress.com
David Armstrong http://blog.photoshelter.com
Philip Lorca DiCorcia www.artnet.com
Nan Goldin www.e-flux.com

martes, 24 de noviembre de 2009

The mirror Mask

Las disquisiciones etimológicas sobre la palabra latina persona han sido extensas. Tradicionalmente la etimología de persona proviene de personare "resonar" y hace referencia directa a la máscara que los actores griegos utilizaban para la representación de sus tragedias. Dichas máscaras, provistas de un pequeño orificio a la altura de la boca, cumplirían perfectamente dos funciones. La primera - y mejorada por las técnicas de los romanos, quienes adoptarían el recurso estilístico de cubrise el rostro- sería la de proyectar el sonido del actor hacia el público salvando así las limitaciones técnicas de sonoridad . La segunda función, y no por ello menos importante, sería la de reproducir sin sonido un gesto, un estado, una mueca humana en pleno silencio. Persona, por lo tanto, remontaría su origen a su antecesor griego prósopon "máscara" -compuesto de pro "delante" y de opos "cara". El enlace mágico provendría del etrusco phersu... hoy en día se duda de todo esta cadena eslabonada.

La arbitrariedad, el análisis fallido, o la propia fantasía han dado, frecuentemente, a numerosos casos en los que el error sólo puede ser evidente para un experto lingüista, de modo tal que la solución al dilema etimológico parece estar resuelta únicamente para aquellos a los que le es accesible. No interesa aquí, con el fin de analizar el proceso de la máscara en la película The mirror Mask, si el poso de la historia es fraudulento, o bien pensar que un análisis certero nos ofrecería más limitaciones asociativas; en efecto, la historia y la corrección académica a menudo se reclaman entre sí, formando ligazones mucho más interesantes y fuertes que la solidez de aquellas que son adecuadas... tal vez. Pero para nuestro objeto de estudio, la inconsciencia, el hábito y la costumbre desviada nos valen bien por certeros, pues en gran medida han sido esas representaciones las que han determinadao todo el fluir del proceso significativo. Y todo ello a expensas, en no pocas ocasiones, de la voluntad de sus autores.

The mirror Mask narra las peripecias y tribulaciones de una muchacha enfrascada en una aventura esquizofrénica por salvar a su madre. Pudiera parecer que el peso de la película orbitase entorno a la máscara. Las tenemos de mil y una formas, de colores variados, distintos volúmenes y texturas. Tan ricas en variedad como el universo que las alberga. No obstante este exceso de representación, la gravedad de la narración estriba en otro objeto, por su naturaleza, difícil de representar. El espejo.

Inversión lateral, perfecta simetría vertical. Esos son los dos atributos, tan misteriosos como sencillos, de esos vidrios pulidos a los que llamamos espejos.

Lewis Carrol publicó una segunda parte de Alicia en el país de las maravillas cuyo título fue A través del espejo. Al igual que su predecesora, Alicia no sólo accede fantásticamente a un mundo paralelo en el que todo se invierte. Una vía a la madurez o una salida de la inocencia. En todo caso, es preciso revertir las estrategias... para llegar a la reina se camina hacia atrás.

Mucho más tarde, también Michael Ende escribió una pequeña joya, no demasiado conocida, en la que la simetría y el laberinto visual -aquél de Escher- pasaba al del concepto. El espejo en el espejo. Doblez elevada al infinito, fractal... marañas de dos elementos que se indican, señalan y reclaman recíprocamente, perdiendo así su identidad y lógica unitaria sin dicha remisión. The mirror Mask echa mano, con mayor o menor suerte, de esta premisa. Tanto es así que, sin mayor ánimo de crítica, por momentos, el argumentario de la cinta coincide con el desarrollo de la Historia interminable. Un mundo paralelo, la pérdida de la madre, un personaje infantil al que se le reclama la salvación de todo un reino, la enfermedad mortal de la reina, la vinculación de la vida de ésta con el "mundo real", la destrucción de la Nada,... llegando incluso a la apropiación de personajes u objetos imprescindibles en la obra de Ende, como son las Esfinges, el Espejo mágico, el libro de la torre, la propia torre, el monstruo araña, y la Nada que todo lo aniquila...

Obviando estos más que paralelismos, la máscara, elemento que en Ende no está presente, es el símbolo a través del cual, como si él mismo fuera un espejo, se representa al espejo mismo. Los seres se presentan, las mácaras nos re-presentan. Este des-doblamiento se materializa como máscara. El único modo de acceder a la duplicidad confusa del espejo y actualizarla en otro objeto, es haciendo de los seres personajes. No es un ser de dos caras, como pudiera ser el Dios Jano. Más bien es un ser doble con una cara. El personaje es doblemente. Un mostrarse y un ocultar. Una representación equívoca de sí mismo. Persona y personalidad al mismo tiempo, de ahí la exageración de los rasgos, el fijismo de cada ser. En un mundo gris, donde sólo el circo alcanza a través de la puesta en escena de lo mágico cierta luminosidad, los seres aparecen diluídos, faltos de sí, de ambigúedad indiferente, donde cada quien puede ser mediocremente lo que sea. En el mundo a través del espejo, cada quien goza de los atributos de un género único, distintos, marcadamente diferentes. De colores, formas, texturas y volúmenes... distintos. Pero sólo es una representación. Únicamente una mascarada. La desnudez del mundo real tampoco es limpia... Ambos se reflejan, con esa suerte de simetría de aspecto invertido.

La máscara nos indica que hay un más allá de este más acá que ella nos muestra. La distancia entre ambos es finísima. De vidrio, se diría. Y para recorrer esa transición es preciso destruir el ligamen de significado que hay entre ambos, porque ese "ambos" no existe, sino que justamente son dos representaciones especulares.

Tal vez sería un error de interpretación optar por afirmar el carácter de veladura de la máscara, por su ocultación y misterio . Ciertamente, ese mundo paralelo es misterioso -cerrado- por sernos desconocido. Pero no por ser un enigma deja de ser accesible. Antes bien, la máscara, es decir, el espejo, nos alude constantemente a la inmediatez de ese universo oculto... para quien no sabe mirar, como en un primer momento le sucede al personaje de Valentine cuando observa más allá de sí. No ve Nada, esa misma amenaza sombría que todo lo engulle. Justamente es esa supresión del espejo, de la puerta y salida, lo que cancelará para siempre "ambas" vías, ambas reinas, ambos mundos, pues "ambos" se pertenecen.

sábado, 14 de noviembre de 2009

ALEKSANDR MIJÁILOVICH RÓDCHENKO




Exposición: Aleksandr Ródchenko
Fundación Canal Isabel II
Comisariado: Littmann Kulturprojekte
Del 10 de Octubre al 3 de Enero del 2010.

La Fundación Canal Isabel II en colaboración con el Museo Nicéphore Niépce nos ofrecre una gran selección de la obra del polifacético autor soviético A.Rodchenko (1891-1956)








La presente exposición nos muestra en seis grandes bloques las piezas más representativas de uno de los padres del Constructivismo ruso, Aleksandr Ródchenko. Artista enclavado entre los dos hitos más trágicos del s.XX, las dos Guerras Mundiales, de Ródchenko se puede afirmar, sin ningún género de dudas, que es un hijo de su tiempo. El movimiento Bolchevique, al que pronto se adscribiría, constituiría el vehículo más adecuado para mantener -sea el servilismo o el sevicio- el arte a expensas de una tarea más allá de sí mismo: la consolidación y el progreso del nuevo estado soviético. El Arte al servicio de la Revolución. La absoluta sinceridad y pulcritud de sus premisas y presupuestos se trasladarán igualmente a las propuestas estéticas. No obstante, confirmando las fórmulas clásicas de interpretación, la obra dice más de lo que el autor supuso, pues, pasados los años, el hermeneuta conoce mejor las líneas y lienzos históricos en los que cada fotografía se impresionó originalmente.

- Constructivismo. Germinado en pleno bolchevismo, la matriz de este movimiento vanguardista se alía explícitamente con la omniabarcante corriente de la Revolución. Lo que la Revolución Roja hace con el Estado, una entidad orgánica y organizada, es lo que Ródchenko lleva a cabo en la disciplina artística. Los supuestos son equivalentes, difieren la magnitud y escala del proyecto. El fotógrafo, el pintor, el escultor son los nuevos ingenieros que sientan las bases revolucionarias de un arte enquistado en convenciones acríticas: perspectiva, encuadre, armonía, composición, objeto...anclados a un pictorialismo clásico que debe sucumbir. El artista crea y modela con los nuevos gramajes. Construye, pues su labor es de ingeniería. "Tenemos que revolucionar nuestro comportamiento óptico. Tenemos que quitarnos el velo que tenemos delante de los ojos y ver más allá del ombligo. Las perspectivas más interesantes del presente son aquellas que van de arriba hacia abajo , desde abajo hacia arriba y sus diagonales". Casi trazadas con escuadra y compás, los vectores maestros de cada composición se presentan desnudos y puros, sin aderezos o sin pretensiones de un falso minimalismo. Constantemente perspectivas cenitales y nadir.




- El Retrato. Poeta, mujer, estudiante, madre...personajes estipulados por su fijismo social, por su función clara y concisa, atributos siempre constantes. No obstante no haber introducido grandes variantes respecto al retrato clásico, en estas primeras piezas de Ródchenko nos topamos en ciernes con los gestos que perdurarán en su obra: mirada resuelta, directa, limpia, rostros engrasados, fuertes y recios. Caso especialmente particular el del poeta Mayakovski. Si bien el autor era plenamente consciente de que una sóla fotografía no puede desentrañar las profundidades de un perfil psicológico, Ródchenko acabará por dejar de lado este género.


- Fotomontaje. Los nuevos objetos de culto se prestan inusualmente a la poética: artefactos tecnológicos, mecanos acerados, rostros encajados en un perfil de progreso constante, en la fe racional por y en el ser humano. Herederos del cientifismo de comienzos de siglo, la marea política empuja todavía con más intensidad unas combinaciones hasta ahora imposibles. Experimentales y programáticas. Piezas de un gran reloj.








- El Movimiento. El cuerpo, máquina perfecta, prologa nítidamente los trazos geométricos usados en todo plan. Porque es él quien debe reflejar y dar ejemplo de rectitud. Extremidades extendidas, en tensión, cuerpos esbeltos en punto de fuga. De ahí el extraño gusto, casi obsesivo por lo gimnástico, por la formación militar, por la marcha, por la maniobra, por el desfile, la composición armónica del organismo individualizado en un organismo superior. Perenne metáfora del Estado. Los escorzos, las perspectivas forzadas, los picados y contrapicados no son meros artilugios ópticos por el gusto estético, sino que resaltan brillantemente lo que una composición y perspectiva clásica es incapaz de ver: el cuerpo como vector, fuerza y dirección.









- Nuevos Puntos de Vista. Al igual que en su famoso salto, en el que es una incógnita reconocer señales en el cuerpo sobre su dirección, caída o ascenso, los objetos fotografiados por Ródchenko cargan con una nueva visión. Un optimismo desmedido, muestra de potencia e incremento vital. La arquitectura se expone imponente, como obra majestuosa de la delicada mano humana. El árbol, símbolo natural por excelencia, se tala -en filiación con todo acto revolucionario- y renace mejorado, superado por el ingenio del hombre. La nueva Cruz de Cristo, abolida toda religión en el socialismo, es el Poste Telefónico, la Antena de Radio, la Chimenea Humeante... La geometría y matemática, pues el mundo se forja sobre estos crisoles, son los gestos invertidos de lo divino. El ser humano ha destronado a Dios, reconociendo su futilidad, pero recoge su cetro, su omnipotencia. La Naturaleza ya no es por más venerada inocentemente: es materia a transformar. Sombras, luces, trigonometrías y volúmenes eternamente representados y venerados como la prueba de la autonomía y proyecto humano.


- Infancia. Estado transitorio y pasajero hacia el adulto. Máxima operatividad. Disciplina en cuerpo y alma. "El futuro es nuestra única meta".







- Ciudad y Tecnología. "La ciudad moderna con sus bloques de piso, plantas de producción, fábricas, zonas de escaparates de dos o tres alturas, tranvías, automóviles, publicidad en tres dimensiones, trasatlánticos, aviones...todo ello [...] ha cambiado forzosamente en gran medida la psicología tradicional de la percepción. Parece que sólo la cámara fotográfica sea capaz de representar la vida moderna"
Metástasis de la construcción, vías sanguíneas de la ciudad, flujo, andamiaje galvanizado, la metrópolis está en marcha, en irrovocable metamorfosis de progreso. Los nuevos paisajes naturales están salpicados de cemento, canales, maquinaria pesada, industria de lo mejor, donde el ser humano, como engranaje y acople maestro juega su papel divino.

Regla de la evidencia: aquello que se presenta de forma clara y distinta a un espíritu atento. La obra de Ródchenko es fiel a sus postulados. No es obstáculo para que fueran revolucionarios.


http://www.fundacioncanal.com/