martes, 24 de noviembre de 2009

The mirror Mask

Las disquisiciones etimológicas sobre la palabra latina persona han sido extensas. Tradicionalmente la etimología de persona proviene de personare "resonar" y hace referencia directa a la máscara que los actores griegos utilizaban para la representación de sus tragedias. Dichas máscaras, provistas de un pequeño orificio a la altura de la boca, cumplirían perfectamente dos funciones. La primera - y mejorada por las técnicas de los romanos, quienes adoptarían el recurso estilístico de cubrise el rostro- sería la de proyectar el sonido del actor hacia el público salvando así las limitaciones técnicas de sonoridad . La segunda función, y no por ello menos importante, sería la de reproducir sin sonido un gesto, un estado, una mueca humana en pleno silencio. Persona, por lo tanto, remontaría su origen a su antecesor griego prósopon "máscara" -compuesto de pro "delante" y de opos "cara". El enlace mágico provendría del etrusco phersu... hoy en día se duda de todo esta cadena eslabonada.

La arbitrariedad, el análisis fallido, o la propia fantasía han dado, frecuentemente, a numerosos casos en los que el error sólo puede ser evidente para un experto lingüista, de modo tal que la solución al dilema etimológico parece estar resuelta únicamente para aquellos a los que le es accesible. No interesa aquí, con el fin de analizar el proceso de la máscara en la película The mirror Mask, si el poso de la historia es fraudulento, o bien pensar que un análisis certero nos ofrecería más limitaciones asociativas; en efecto, la historia y la corrección académica a menudo se reclaman entre sí, formando ligazones mucho más interesantes y fuertes que la solidez de aquellas que son adecuadas... tal vez. Pero para nuestro objeto de estudio, la inconsciencia, el hábito y la costumbre desviada nos valen bien por certeros, pues en gran medida han sido esas representaciones las que han determinadao todo el fluir del proceso significativo. Y todo ello a expensas, en no pocas ocasiones, de la voluntad de sus autores.

The mirror Mask narra las peripecias y tribulaciones de una muchacha enfrascada en una aventura esquizofrénica por salvar a su madre. Pudiera parecer que el peso de la película orbitase entorno a la máscara. Las tenemos de mil y una formas, de colores variados, distintos volúmenes y texturas. Tan ricas en variedad como el universo que las alberga. No obstante este exceso de representación, la gravedad de la narración estriba en otro objeto, por su naturaleza, difícil de representar. El espejo.

Inversión lateral, perfecta simetría vertical. Esos son los dos atributos, tan misteriosos como sencillos, de esos vidrios pulidos a los que llamamos espejos.

Lewis Carrol publicó una segunda parte de Alicia en el país de las maravillas cuyo título fue A través del espejo. Al igual que su predecesora, Alicia no sólo accede fantásticamente a un mundo paralelo en el que todo se invierte. Una vía a la madurez o una salida de la inocencia. En todo caso, es preciso revertir las estrategias... para llegar a la reina se camina hacia atrás.

Mucho más tarde, también Michael Ende escribió una pequeña joya, no demasiado conocida, en la que la simetría y el laberinto visual -aquél de Escher- pasaba al del concepto. El espejo en el espejo. Doblez elevada al infinito, fractal... marañas de dos elementos que se indican, señalan y reclaman recíprocamente, perdiendo así su identidad y lógica unitaria sin dicha remisión. The mirror Mask echa mano, con mayor o menor suerte, de esta premisa. Tanto es así que, sin mayor ánimo de crítica, por momentos, el argumentario de la cinta coincide con el desarrollo de la Historia interminable. Un mundo paralelo, la pérdida de la madre, un personaje infantil al que se le reclama la salvación de todo un reino, la enfermedad mortal de la reina, la vinculación de la vida de ésta con el "mundo real", la destrucción de la Nada,... llegando incluso a la apropiación de personajes u objetos imprescindibles en la obra de Ende, como son las Esfinges, el Espejo mágico, el libro de la torre, la propia torre, el monstruo araña, y la Nada que todo lo aniquila...

Obviando estos más que paralelismos, la máscara, elemento que en Ende no está presente, es el símbolo a través del cual, como si él mismo fuera un espejo, se representa al espejo mismo. Los seres se presentan, las mácaras nos re-presentan. Este des-doblamiento se materializa como máscara. El único modo de acceder a la duplicidad confusa del espejo y actualizarla en otro objeto, es haciendo de los seres personajes. No es un ser de dos caras, como pudiera ser el Dios Jano. Más bien es un ser doble con una cara. El personaje es doblemente. Un mostrarse y un ocultar. Una representación equívoca de sí mismo. Persona y personalidad al mismo tiempo, de ahí la exageración de los rasgos, el fijismo de cada ser. En un mundo gris, donde sólo el circo alcanza a través de la puesta en escena de lo mágico cierta luminosidad, los seres aparecen diluídos, faltos de sí, de ambigúedad indiferente, donde cada quien puede ser mediocremente lo que sea. En el mundo a través del espejo, cada quien goza de los atributos de un género único, distintos, marcadamente diferentes. De colores, formas, texturas y volúmenes... distintos. Pero sólo es una representación. Únicamente una mascarada. La desnudez del mundo real tampoco es limpia... Ambos se reflejan, con esa suerte de simetría de aspecto invertido.

La máscara nos indica que hay un más allá de este más acá que ella nos muestra. La distancia entre ambos es finísima. De vidrio, se diría. Y para recorrer esa transición es preciso destruir el ligamen de significado que hay entre ambos, porque ese "ambos" no existe, sino que justamente son dos representaciones especulares.

Tal vez sería un error de interpretación optar por afirmar el carácter de veladura de la máscara, por su ocultación y misterio . Ciertamente, ese mundo paralelo es misterioso -cerrado- por sernos desconocido. Pero no por ser un enigma deja de ser accesible. Antes bien, la máscara, es decir, el espejo, nos alude constantemente a la inmediatez de ese universo oculto... para quien no sabe mirar, como en un primer momento le sucede al personaje de Valentine cuando observa más allá de sí. No ve Nada, esa misma amenaza sombría que todo lo engulle. Justamente es esa supresión del espejo, de la puerta y salida, lo que cancelará para siempre "ambas" vías, ambas reinas, ambos mundos, pues "ambos" se pertenecen.

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